OBSERVAMOS…
  • Que las medidas de manejo y reducción de daños (conocidas también como ‘medidas preventivas’) son instrumentos imprescindibles para la mejora de la coexistencia de la ganadería extensiva y las poblaciones silvestres de lobo, y se ha comprobado que permiten reducir efectivamente las bajas de ganado por ataques.
  • Sin embargo, la efectividad de estas medidas es relativa y muy condicionada a las particularidades de cada zona, cada tipo de manejo del ganado, cada especie ganadera, cada topografía y paisaje, etc. De esta manera, las medidas que son efectivas en una determinada explotación, resultan poco adecuadas –cuando no manifiestamente ineficientes– o económica y técnicamente inviables, en otras.
  • Que ni aplicando todas las medidas preventivas en todas las explotaciones ganaderas se va a conseguir la desaparición total de los daños sobre el ganado.
ESTAMOS DE ACUERDO EN…
  • Que debe desterrarse la idea de conseguir un 100% de efectividad en las medidas de manejo y reducción de daños, porque resulta un objetivo utópico e inalcanzable que, además, dificultará la consecución de un entendimiento entre el sector ganadero y el ecologista.
  • Que debe trabajarse hacia la definición de un umbral de daños socialmente asumible a través del consenso social. De forma tentativa, desde el Grupo Campo Grande, estimamos entre todas las partes que podría ser asumible hasta un 3% o un 5% de bajas por rebaño al año.
  • Que debe avanzarse en el control de daños, para lo cual es imprescindible incorporar un asesoramiento técnico en campo, para facilitar la implantación de medidas preventivas que puedan adaptarse a la realidad de cada ganadería.
Y, POR TANTO, RECOMENDAMOS…
  • Cuantificar la eficiencia de las prácticas y medidas destinadas a la reducción de daños, que sirvan para evidenciar su utilidad con criterios rigurosos.
  • Desvincular las indemnizaciones por daños a la incorporación o no de medidas destinadas a la reducción de daños por parte del ganadero, porque ello desvirtúa el mecanismo de compensación de los daños, incorporando otras perspectivas que pueden distorsionar el objetivo pretendido.
  • Implementar servicios de apoyo a la puesta en funcionamiento de medidas preventivas para conseguir la adecuación de las ganaderías a la coexistencia con el lobo, evaluando y mejorando su eficacia y manteniéndolas en el tiempo. La implantación de estas medidas, que suponen inversión por parte del ganadero, debe estimularse y contar con suficiente financiación pública de apoyo.
  • Aumentar la inversión en la investigación, desarrollo e innovación en torno a las medidas de manejo y reducción de daños.
  • Promover el establecimiento de canales adecuados de comunicación entre el conocimiento científico y la comunidad ganadera, que sirvan para mejorar la implementación de estas medidas en las fincas, pero también para incorporar el conocimiento y experiencias locales en la investigación científica.
  • Instar a la búsqueda de espacios de encuentro entre ganaderos y ganaderas de zonas diferentes y diversas, porque el intercambio de experiencias y la puesta en común de los conocimientos locales puede ser un instrumento muy eficaz para la adopción y adaptación de estas medidas a las distintas realidades locales.

Si quieres adherirte a título individual o colectivo a la Declaración del Grupo Campo Grande, pincha en este enlace.


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