La mirada mediadora sobre los conflictos socioambientales es un aterrizaje en palabras de algunas ideas, reflexiones, aprendizajes y propuestas que desde hace un tiempo queríamos recoger por escrito.
Este cuaderno hace un breve repaso de algunos conceptos y herramientas básicas para el abordaje de los conflictos socioambientales desde una mirada diferente y particular de la mediación.
En la reunión de la comunidad de vecinos, en la asamblea del grupo de consumo, en la última cena de nochebuena… los conflictos surgen en cualquier momento y lugar de nuestras vidas. Los desencuentros, la diferencia de opiniones y la lucha por hacer valer los intereses de las partes forman parte del día a día de cualquier persona, tanto, que a veces ni somos conscientes de ello.
Hay conflictos siempre, de distinto tipo, dimensión… aprendemos a manejar algunos, a “dejar para otro momento” otros e incluso, a menudo, a eludirlos. Sin embargo, hay conflictos que por su carácter no pueden esperar, no se pueden ocultar o simplemente no se quieren ignorar, y lo que hacemos es buscar herramientas para abordarlos.
¿POR QUÉ LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES?
En la Fundación Entretantos llevamos unos años trabajando como facilitadoras y dinamizadoras en diferentes espacios y proyectos de participación social orientados a incidir en las políticas públicas vinculadas a la sostenibilidad. Estos espacios, donde confluyen diferentes actores, miradas, voces, posturas, idearios, ideologías, experiencias vitales, etc., no son carentes de tensiones, de conflictos y de dificultades para llegar al entendimiento, a ese espacio donde la empatía y el acuerdo nos permiten remar a todas en la misma dirección por un bien común, pero sin olvidarnos de dar una respuesta a la singularidad de cada persona o grupo.
En nuestro trabajo de dinamización y facilitación para conseguir ese entendimiento mutuo y para la construcción colectiva de acuerdos, a menudo tenemos que poner en práctica diferentes herramientas y estrategias para la resolución de conflictos que surgen, con frecuencia, de forma imprevista o al menos no planificada. En otras ocasiones el reto de resolver un conflicto ya existente que surge en nuestros espacios de trabajo, es la palanca que nos ha empujado a abordar conflictos territoriales o ligados a la gestión del medio.
En cualquier caso hemos aprendido que, para enfrentarnos a un conflicto concreto o simplemente para abordar un proceso donde las diferencias, por mínimas que sean, pueden lastrar su desarrollo, necesitamos ampliar nuestras habilidades como facilitadoras y actuar como agentes mediadores con el fin de poder avanzar en el proceso participativo en el que nos hallemos inmersas, en el espacio social en que queremos tomar decisiones en común, en la resolución acordada de problemas que
afectan a varias personas o grupos, o en cualquier otro espacio que precise encontrar soluciones basadas en el acuerdo.